lunes, 11 de septiembre de 2017

Viejo  amigo.

“Dios es la evidencia invisible”

Victor Hugo.

Estuvimos frente a frente como hace mucho tiempo no lo estabamos; Yo contando y contando y tu como siempre escuchando mis cosas que al paso de los años se han vuelto a mi gusto un montòn de cosas sin sentido.

Pero lo que contaba ese dìa era lo mas fuera de lo comùn que yo hubiese pensado contarte algùn dìa.
- Comence con un fijate que sali hoy de la clìnica (Quise saltar todo el protocolo que usabamos antes en nuestras platicas, todo eso de saber mucho para agradarte mucho, y eso de la gente, y las almas, creo que aun que hubiera querido, no hubiera logrado concentrarme tanto en aquellas cosas).
La cuestiòn es que no se como decirlo, sin que las lagrimas comiencen a salir comentè. La cuestion es que no hay muchas esperanzas en cuanto a su enfermedad, los mèdicos dicen las mismas cosas de siempre, las que uno no quiere escuchar. Que si lo intentaran de una manera, que si existen mètodos todavìa bajo investigaciones, esas cosas que uno no quiere escuchar cuando algùn ser querido esta en la cama de un hospital.

Yo no creì amar tanto a varias personas simultaneamente, es una cosa de locos pensar que el sentimiento del amor se divida de esa forma y que luches contra todo ello y que al final las cosas sigan igual, de nada sirven los desvelos, y estar piense que piense en algo que no tiene remedio, se queda como un amor dividido, asì se queda, y con todos los pedasos hago que el cariño que siento por ellos se vuelva exponencial.

Mas sin embargo como siempre la vida me ha jugado chueco y me ha confundido, mas aquel dìa cuando una enfermera vestida con uniforme celeste, (imagino que el celeste era el uniforme de las enfermeras que trabajaban en aquel lugar) la puso en mis brazos diciendo que “era igualita a su madre” ese dìa ya no supe como no quererla mas que a los otros. Yo nunca creì que llegaria a querer a otra mujer que no fuera su madre, pero aquel dìa la pequeña me enamoro mucho quietecista, durmiendo, de vez en cuando sonreìa y lo juro por TI mi amigo que la sonrisa que esbozaba en su pequeña boquita era igualita a la de su madre en el tiempo que la conoci.
Su madre allà en la cama la esperaba agotada, pero usando todas sus fuerzas levanto los brazos para resivirla y besar su cabeza cosa que molesto a la bebe por un rato.
Luego los dìas pasan y pasan y los meses, y un montòn de recuerdos que vienen a mi mente, ella crecìa y no perdìa nada en lo parecido a la madre, incluso la forma de caminar meneando los brazos de un lado a otro, desde los primeros pasos se notaba.

Que te puedo decir amo a los otros, a los mayores, son parte de mi vida, les he enseñado de todo desde cepillar sus dientes, hasta lecciones de su escuela haciendo acopio de todas mis fuerzas para recordar que la suma de los àngulos internos de un triangulo suman 180 grados por ejemplo, de cómo se estrucuturan las oraciones gramaticalmente hablando, de los procesos de polinizaciòn y aun que con la historia los confundo con mis teorìas, he tratado de portarme lo mas normal para no confundirlos a su temprana edad.

Su madre los lleva a hacer ejercicio, yo no tengo tanto tiempo para eso, aun que me gusta jugar soccer con los tres a veces los fines de semana.

Pero sin embargo ella se fue alejando del cariño de los otros dos, quizàs nunca pude superar aquellas palabras de la enfermera de que erea igualita a su madre, y eso silenciosamente crecio sin que pudiera detenerlo.

¿Sabes? Recuerdo aquel dìa que llamo a mi movil, a penas hablaba, para decirme llorando que no le gustaba que al perro lo llevaran a pasear encadenado, yo estaba muy ocupado, sin embargo tuve que darme el tiempo para decirle que era necesario pasearlo asì ya que si se le llevaba suelto ese perro loco correrìa sin parar y que por lo pronto a expensas de que aprendiera modales siempre serìa necesaria la cadena.

Y un montòn de recuerdos que no terminarìa de contarte.

Luego el cielo se puso gris una tarde en el parque, los otros dos jugaban con la madre, ese dìa ò aquellos dìas mas bien dicho, ella se habìa apegado mucho a mi, refrendando mas el cariño que ya sentìa por ella.

Ella comìa un lonche y tomaba jugo en un pequeño vaso, a mi me invadìo una tristeza que no sabìa explicar por que, hasta ahora lo entiendo, ese fue el ultimo dìa que pudimos comer juntos en aquella mesa de concreto del parque y tal vez ya nunca lo podremos hacer otra vez.
Las siguientes semanas su salud comenzò a decaer, poco a poco, sin que yo ò nadie pudiera hacer nada, ya no era tan feliz como solìa serlo. Y yo bueno pues que te puedo decir si ya sabes que con las cosas tristes soy la persona menos indicada para resistirlas.

Hospitales y doctores han ido y venido, su madre se desespera y cambia de opinión mèdica cada que los deseos de que la pequeña pueda salir adelante imagino le taladran el pecho.

Pero en todos lados encontramos las mismas respuestas la de no saber que hacer ò como ayudarnos.
Imagino que tus padres debieron sentir la misma frustaciòn cuando a punto de llegar TU a este mundo estuvieron allà pidiendo ayuda sin que nadie quisiera ayudarlos.

Hace tanto que no venìa por acà pero ahora necesite verte para contarte todo esto que esta pasando.
Tu como siempre solo me escuchas, no mencionas ni una palabra,ni algùn gesto de sorpesa por lo que te cuento se dibuja en tu cara.

Si, lo se, yo, el mas orgulloso de todos, vengo a pedirte algo  que no deberìa por que al final de cuentas ¿quién so yo para pedirte alguna cosa?

Si asì como yo debes de tener miles de personas que te visitan aquí en esta iglesia a pedirte consuelo, enfermos, madres que esperan ver a sus hijos, desilucionados de amor y un montòn de gente que imagino como yo viene a contarte sus porblemas con la esperanza de que tu mano les ayude, ¿y cuantos se van con las manos vacìas y el corazòn roto como yo lo hare al final de que esta conversaciòn termine?.

Pero me duele tanto verla asì, saber que se alejara de mi para siempre sin que yo pueda hacer nada por evitarlo.

Luego no supe que decir, me quede sentado un rato en el suelo como solìa hacerlo antes.
Un grupo de personas entro a la iglesia cantando y alabandote. Los escuche un rato sin que el pecho partido mìo diera esperanzas de sanar.

Luego me fui de ahì. Ya era de noche y las estrellas se veìan claras junto con la luna, aquel dìa no hubo ya estrellas fugaces en el cielo, parecìa como si la que hubiera sido mìa, poco a poco se fuera quedando sin brillo.


septiembre de 2017

viernes, 13 de mayo de 2016

Por si acaso se te ocurre regresar.

“Algunas veces busco un gusano en la fruta del manzano prohibido del padre Adán, o duermo y dejo la puerta de mi habitación abierta por si acaso se te ocurre regresar”
Joaquín Sabina.

Es una agradable persona pensé, cuando te acercaste a mi preguntando por unos libros, me gustaron tus ojos y la forma de tus lentes, pero me llamó mucho la atención la gorra militar que usabas.
No encontramos ningún libro de lo que querías, yo no atendía la librería como tu creíste, realmente yo estaba hojeando una edición vieja de la náusea cuando llegaste a mi preguntando lo que preguntaste.

A los siguientes días fue una locura pensar en ti, me encantaba imaginarte llegando a cualquier parte a cualquier escenario, con la gorra militar y los lentes curiosos, aunque generalmente  no llegabas.
Cierto día estaba sentado en la mesa de un bar, no tenía la más mínima esperanza de volver a verte; de repente apareciste  sin la gorra militar pero con los mismos lentes, dijiste que habíamos estado en la misma preparatoria y que probablemente ahí nos habíamos conocido, pero yo no creo eso porque cuando tú estabas en preparatoria yo estaba en la universidad y nunca coincidimos en la escuela.
Luego caminamos un poco por atrás de la catedral y no dijimos mucho, cosas circunstanciales supongo, pero antes de que nos despidiéramos te conté del bautizo de Frida y que si querías asistir conmigo.
Nos vimos días después en el bautismo de Frida tu llevabas un vestido de color rojo, el lugar era bonito jardines llenos de flores y árboles verdes y frondosos, los rayos del sol entraban por entre las ramas de los árboles y templaban el ambiente, era un día muy agradable.
No es cierto que yo haya disfrutado más el lugar, el clima, los árboles o el olor de las flores, porque yo disfrutaba más de tu compañía, te veías hermosa y la metamorfosis que habías sufrido de  las gafas y la gorra de militar al vestido rojo había sido perfecta.
Tomaste mi brazo y caminamos cuatro cinco, seis pasos, al principio yo contaba los pasos ya luego solo observaba a los invitados que me veían pasar de tu brazo, supongo que para ellos también estabas hermosa como yo lo había notado.
La tarde en tu compañía fue placentera, hablamos de muchas cosas, -Hay en el universo demasiadas cosas extrañas-, ¿yo no sabía que te gustaba tanto la astronomía? Me contaste de los anillos de Saturno, de la atmosfera de Jupiter, las estrellas, agujeros negros y otras tantas cosas.
Dejamos la ceremonia del bautismo cerca de las 7:30 de la noche, yo manejaba el coche y me ponía de mal humor tener que hacerlo, pues no podía verte y no quería que el tiempo pasara; quería observarte, quería que te quedaras conmigo, vencer el destino, romper las reglas, ser feliz. Te deje fuera de tu casa y tu besaste mi mejilla.
Curiosamente el último día que te vi, usabas la gorra y las gafas como la primera vez,  había mucha gente protestando contra nuestro actual gobierno, contra los impuestos, la violencia y la falta de tranquilidad en el país.
Nosotros íbamos tomados de la mano mientras seguíamos a la gente que protestaba aquella tarde. Luego todo se volvió muy confuso se escuchó un ruido estrepitoso seguido de disparos. La gente comenzó a amontonarse y posteriormente comenzaron a correr. Éramos muchos los que protestábamos aquel día, no se podía andar mucho menos huir de aquel lugar, entre muchos aventones nos fuimos poco a poco separando, yo no quería soltarte pero en ocasiones eran tan fuerte los empujones que no podíamos mantener nuestras manos juntas y así nos fuimos soltando hasta que deje de sentirte, luego grite tu nombre con todas mis fuerzas y veía como la muchedumbre te iba alejando de mí. Trate con un esfuerzo sobre humano de alcanzarte y comencé a empujar a cuanta gente podía, pero mis esfuerzos eran poco productivos, ya que mientras más peleaba más sentía que te alejabas de mí. Yo gritaba tu nombre. Intente llegar a ti saltando por encima de la gente pero una avalancha de gente término por alejarte para siempre de mí.
De la gente que murió aquel día las autoridades nunca aclararon como fue que comenzaron los disturbios ni quien fue el responsable de la masacre, se manejaron muchas versiones pero nunca se castigó a los verdaderos culpables. Fueron también 65 personas que nunca encontramos entre ellas, tú.
Los días pasan y muchas heridas sanan, políticos van y vienen, las cosas en el país no son tan diferentes, ganamos una cosa y perdemos otras, protestas, manifestaciones, luchas es lo común de ahora.
Quizás algún día el país sea el que ambos soñábamos.
¿Sabes? El lugar donde fue la recepción del bautismo de Frida fue abandonado, parece que los dueños se mudaron a otro país o algo así.
La yerba ha crecido y ha inundado todo el lugar pareciera como si nunca hubiera existido nada por aquí.
La construcción que existía se quemó y solo quedan algunos rastros de lo que fue, algunos mosaicos del piso que la yerba ha arrancado de su lugar, algunas mesas de cemento en mal estado y una cuarta parte de la fuente que estaba en el jardín central.
Casi todos los días camino hasta acá por un camino que ya nadie usa. Imagino que caminamos juntos por los pasillos como aquel día. Imagino que usas el vestido rojo.
 Ya cansado de imaginar me siento sobre una piedra que está cerca de un lugar en el que estuvimos platicando aquel día que bautizaron a Frida, debió haber sido por estarte observando porque aquel día no note que se veía la ciudad.
El gobierno queriendo tapar el pozo ha construido un monumento donde los familiares de los desaparecidos colocan arreglos florares cada que es aniversario de aquella marcha, o en otras fiestas como el día de la independencia.
Yo no, porque cuando vengo aquí a observar la ciudad, a este lugar donde alguna ves estuvimos platicando, siempre espero que vengas, como aquel día en el bar, o mejor aún, usando las gafas y la gorra como la última vez que te vi. O ¿por qué no?, siendo exigente quiero pensar  que usaras el vestido rojo, tomaras mi mano y ya nunca más te iras de mi lado.

Mayo 2016.


lunes, 25 de enero de 2016

Cuando...

Cuando me miras asi
pasa esto
cuando te veo en vestido pasa esto 
mi mente vuela con mucha facilidad
cuando me detienes pasa esto
por que no me dejas actuar y si no lo puedo hacer 
y si no puedo saber como es sentirte mas alla de los besos
y los abrazos y mordidas
mi imaginacion tiende a complementarte
a darte sabor a darte textura forma e idea
y asi te creo para mi.



 

domingo, 28 de diciembre de 2014


Cecilia.

Y  pues si no lo niego tal vez lo mejor de los últimos años en la oficina eran sin duda las tardes de jueves, cuando dejaba la oficina temprano (al final de cuentas el había sido el gerente los últimos 12 años y podía hacer cosas como esa) caminaba varias cuadras por el centro de la ciudad, hasta la calle  Washintong por donde avanzaba algunas cuadras, por la calle de Washintong las oficinas se convierten en negocios pequeños y luego dos cuadras después del palacio municipal las casas se vuelven casas viejas y pobres (hay que recordar que el palacio municipal no es el primero de cuando se fundo la ciudad el nuevo data de cómo 1982, y se hiso por que según la administración de aquellos años se necesitaba un palacio municipal moderno acorde con la industrialización  de la ciudad, por eso cambia mucho el paisaje) vuelta en la esquina con la calle Almendra por donde hay mucha sombra a esa hora de la tarde y donde la brisa fresca se siente como alivio del calor de la temporada,  donde los rosales del número 1584 contribuyen con sus flores al paisaje y un olor como de altar de iglesia en época de pascua  se percibe cuando pasas junto a esa casa y al final de la calle  el teatro que lo esperaba como cada jueves.

Entraba en silencio y tomaba su lugar en los asientos de atrás, la ansia de verla hacían que se desatara la corbata y jugara con el sombrero entre sus manos, cuando los integrantes de la sinfónica pasaban acomodaditos uno a uno ella era la cuarta ò la quinta en entrar, entonces el corazón le latía mas fuerte de lo normal y comenzaba a estrujar el sombrero con las manos.

Y allá en la parte de adelante del teatro la sinfónica comenzaba a tocar, y el aislaba la estampa de ella y el sonido de su violín, y estrujaba mas el sombrero y en ocasiones el alma se le salía con cada nota. Le hubiera gustado caminar hasta ella, darle una rosa de las del número 1584 la rosa mas hermosa que pudiera encontrar,  pero no se atrevía y solo se quedaba observándola escondido  entre las sombras del teatro y no se atrevía a hablarle.

A veces creo que si se desea tanto algo, bueno según mi opinión se puede hacer realidad, en cierta forma, por que una tarde que no era de jueves, el tomaba café mientras leía el periódico en un restaurant casi hasta el otro lado del pueblo si se parte desde el teatro, y lejos de la escuela de música ò de cualquier parte donde el supusiese que se encontraría con ella (por que realmente lo único que sabia de ella es que era muy joven y linda, y que tocaba el violín en la sinfónica) el echo es que mientras tomaba café y embobado leía el periódico una tarde que no era tarde de jueves, sin que el se diese cuenta (¿que hubiera pasado si el se hubiera dado cuenta antes? Quizás se hubiera ido de aquel lugar por que no hubiera podido con la emoción de verla) la cosa es que sin que sintiera su presencia embobado en la lectura y en los sorbos de café no supo que ella estaba ahí en aquel lugar y ella se sentó en su mesa y estrecho su mano y le dijo su nombre el cual era el de la patrona de los músicos (claro estaba debí adivinarlo el pensó) y hablaron muchas cosas sobre todo de películas (aun que el no era fanático de esas cosas) pero intento contarle todas las que el había visto la mayoría eran películas viejas, algunas escenas las inventó por que su memoria no era tan buena como antes y ella se divertía con la platica y el se perdía en su sonrisa.

Y así como cuando las cosas no quieres que pasen, el rato se esfumo de inmediato al menos para el y la tarde se hiso noche  y como una amenaza, de ella salió un <esta es la última taza de café por hoy, mañana hay escuela y ensayos y un sin fin de cosas pendientes que hacer>, le hubiera gustado decirle que se quedara otro rato pero no quiso tomar el papel de rogón aun que sufrió demasiado por eso, el corazón dejo de latir por unos instantes y una especie de rencor contra el tiempo surgió dentro de su ser.

Ella busco algunas cosas en su bolso o al menos hiso como que buscaba algo, contesto algunos mensajes pendientes en el móvil, miro los ojos de el por un segundo le dedico una última sonrisa la mejor sonrisa de toda la noche, luego dejo su asiento y acercándose a el beso su mejilla con la promesa de volver a estar juntos algún día.

Y la vio alejarse cruzando una tierra de mesas y sillas y todavía la siguió con la mirada hasta que un montón de calles y de carros la desaparecieron como una maldición épica (el pensó eso como si  ese fuera el momento cúspide de todos los momentos malos de su vida) pago y se fue del lugar olvidando el periódico.

Aquel día viajo en taxi hasta su casa (generalmente camina ò viaja en autobús) mientras las luces de los establecimientos y los autos iluminaban su rostro, pensó en Cecilia y en su violín, pensó en la magia que la envuelve, pensó en la última taza de café lo que lo llevó a la última sonrisa y a la imagen de ella buscando cosas en el bolso ò contestando los mensajes del móvil, pensó en su mirada y en aquel beso en la mejilla y escuchaba la música del violín dentro de  si y aquella noche las estrellas brillaron mas en el cielo.

viernes, 3 de octubre de 2014


Por qué el mundo es mejor contigo.

Era bonita la mañana, campos verdes y el sol calentando la tierra, y las aguas de aquel río “que hermoso río”, el agua cristalina en algunos lugares donde la corriente no es tan fuerte de donde puedes beber con tus manos aquella agua fresca; y en otros puntos donde el agua  se acumula, formando partes caudalosas que en aquel tiempo luce azul, realmente reflejando el cielo, algunas aves llegan a formar sus vidas cerca de esta lugares, y emprenden el vuelo formando una especie de paisajes vivientes, que con la luz del sol no tienen competencia con ningún otro paisaje en el mundo.
¿Estaba de vacaciones? se podría decir que si, pues tenía tiempo de no dedicarme a nada en específico, y solo quería tiempo conmigo mismo, estar conmigo, tener sueños de vida paralelas que no existen, mientras observaba la corriente del río, tener recuerdos específicos que en su tiempo eran agresivos y ahora ya no lastiman, y a veces esos recuerdos me llevan a otros mejores, y luego a otras cosas y me arrancan una sonrisa y mi alma se queda en paz.
En fin en eso estaba, tirado bajo un árbol cuya sombra me refrescaba, mi cabeza recargada en las enormes raíces del árbol las cuales salían de la tierra, mis manos sobre mi estómago entrecruzados mis dedos, y las piernas cruzadas, mientras en mi boca jugaba con una paja verde de pasto.
No había nada que me hiciera despertar de mis sueños, ni de mis recuerdos.
Los rayos del sol de la tarde comenzaban a filtrarse por entre las ramas y entre las hojas de aquel enrome árbol, el sol lastimaba mis ojos por lo que egoístamente los había cerrado privándome del paisaje, susurraba una inexistente canción,  mientras masticaba la paja verde y algunas aves chiflaban sobre aquel árbol, y realmente era yo quien había invadido su espacio.
Fue cuando escuche su voz por vez primera e intente abrir mis ojos (como dijeron algún día que el cigarro cubano se fumaba con más  de un sentido, aspiras por la boca y la nariz, pero observas el humo como se eleva y eso es placentero); así quise aquella vez no solo percibirla con un sentido si no que quería verla pero la luz del sol  lastimaba mis ojos,  solo a medias veía su figura y escuchaba su voz, que era una crítica hacia mí, que reclamaba “que si iba a estar todo el día acostado bajo ese árbol mientras ella había tenido que ir a la escuela en la mañana y trabajar en el restaurant por la tarde”, y puso sus manos en su cintura mientras me culpaba de algo que lo cual  yo no tenía la culpa.  Me levante como de golpe y ella era bonita, bonitos ojos, la nariz afiladita luego supe que tenía bonita sonrisa también, pues mientras caminábamos por aquel camino de piedra junto al río  ella sonreía algunas veces, mientras yo trataba de convencerla de que no fuera aquel día al trabajo y que tirados bajo la sombra de algún árbol con la cabeza en alguna raíz, las manos sobre el estómago y las piernas cruzadas imagináramos mundos alternos donde estuviéramos juntos.
Pero ella no quiso, y a veces me hacía reír mucho cuando se negaba de mil formas a pasar la tarde conmigo.
Poco a poco el camino de piedra se fue juntando más al río, hasta que un puente por donde la gente pasaba los entrecruzó y subimos el puente que era como arco, pero de piedra y todo aquello era la antesala del pueblo con sus casa viejas del mismo material y una de las iglesias más singulares que he visto.
-Voy al trabajo lo mejor es que regreses a tu árbol a soñar solo, me dijo y yo hice una mueca en mi cara.
Y entre a la iglesia como acostumbro siempre que paso cercas de alguna que no conozco, pero a medias escuche la misa, puesto que cuando estás pensando en algo no te puedes concentrar del todo.
Cuando salimos de misa la tarde comenzaba a caer ya,  los establecimientos de aquel lugar habían comenzado a encender sus lámparas, el humo salía de algunas chimeneas, hacía frío pues era un lugar cerca de la montaña.
Decidido a encontrarla entre al restaurant aquel donde trabajaba y me senté en una mesa, un viejo atendía la barra, y una vieja andaba por las mesas  (imagino que eran pareja y los dueños de aquel lugar nunca le pregunte)  había una especie de orquesta tratando de entonar algunas canciones y como era la hora entre la comida y la cena de un día martes, no había muchos clientes.
Ella salió de la parte de atrás del lugar con un mandil y el traje típico de aquel lugar  lucia simpática, pero se hiso la desentendida conmigo y yo pensé que nuestra relación por el bosque ameritaba mas que eso y estaba a punto de decírselo cuando la vieja aquella del lugar me interrumpió, con voz molesta diciéndome que si quería comer algo y yo dije que no, que solo me gustaría tomar un café negro, a lo que ella dijo que me serviría cerveza dejándome callado por su  tono de voz y ¿algo de comer? -Pues la cerveza está bien-, pero dijo que me serviría el plato de la casa con el mismo tono de voz de antes dejándome exactamente de la misma manera que en el pasado.
Así es que algunos minutos más tarde me encontré comiendo con las manos un pedazo de carne asada en las brasas, bañada en alguna salsa muy rica pero que llenaba mis dedos y mi boca dejándome todo pegajoso, lo estaba comiendo así puesto que cuando pedí cubiertos solo obtuve una mueca de desprecio hacia mí y que la vieja me diera la espalda, dejándome ahí mirando cómo se alejaba.
Unos hombre imagino que clientes frecuentes de aquel lugar me dijeron que a ella (a mi amiga del bosque) le gustaba una canción Mexicana y que casualmente la orquesta la podía entonar y yo dije que esa orquesta no entonaba nada,  la verdad es que la cerveza era dulce y agradable pero fuerte para cuando acabe mi asado de carne yo me había tomado ya tres o cuatro tarros de cerveza y envalentonado me pare en medio de la orquesta y gritando obtuve la atención de los pocos clientes, de los viejos y de ella, y comencé a cantar una canción Mexicana dedicada especialmente para ella, aquello debió de haber sido agradable puesto que cuando termine algunos clientes reían y otros aplaudían de pie en sus mesas, los viejos sonreían mientras decían que no con sus cabezas y decían cosas entre ellos.
Ella fue la que menos se expresó hasta que con algunos platos de comida dirigidos a otra mesa se acercó a la mía, y dejándome un tarro de cerveza me dijo – esta te la invito yo, esa canción ni me gusta tonto, ¿mañana a la misma hora en el árbol?- Y yo fui feliz, y bailando me fui de aquel lugar, balanceando el tarro de cerveza de izquierda a derecha cantando la canción que no le gustaba pero que yo le había dedicado.
Al siguiente día nos vimos, y al siguiente  y luego se nos hiso costumbre vernos y caminar por aquel camino de piedra junto al río, ella me cuenta de su vida, de su familia, de cómo le va en la universidad, yo le cuento de como es mi casa lejos de aquel lugar, luego llegamos al pueblo y se aleja de mi entrando al restaurant.
A veces cuando hay tiempo bajo algún árbol que no sea donde nos vemos siempre, al final de cuentas hay muchos árboles con esas características, bajo algún árbol pasamos la tarde juntos yo me recuesto de lado para verla, ella con su cabeza sobre una raíz, las manos sobre el estómago,  y las piernas cruzadas imagina que estamos juntos en algún mundo alterno, luego yo cierro los ojos y recuerdo aquel día en que la conocí y ese se ha convertido en mi recuerdo favorito.