jueves, 28 de junio de 2012

la maquina (primer cuento de la antologia de las investigaciones desconocidas ,objetos raros e inventos extraños )


aquel día llegaba por fin al termino de sus trabajos  había  dedicado su vida a todo lo que con ellos refería 
y ahora después de quince años  estaba ajustando el ultimo tornillo de aquella maquina grandiosa 
que había soñado desde niño . ahora ante sus ojos materializada . termino de ajustarla 
y se detuvo un momento  a observarla era  simple y sencillamente como la había garrapateado 
en una hoja de escuela años atrás .cuando su maestro de física la vio lo le dijo muy bien 
pero tratando de contener la risa pues aquella idea dibujada era simple y sencillamente 
un disparate. sus compañeros se mofaron cuando les contó la maravillosa historia 
y les dijo que con esta maquina  moverse en el tiempo seria tan sencillo como ir a ala tienda de esquina.
intento en vano convencer a sus padres de lo revolucionario de sus descubrimientos . tuvo que esperar 
a que fallecieran para disponer de la fortuna y continuar sus investigaciones sin embargo  agoto el dinero  en 
un abrir y cerrar de ojos. merco con extensas propiedades de su familia hasta que se vieron reducidas aun
pequeño cuarto donde coexistía junto con  un gato y grandes cantidades de insectos y  moho 
que dejaba una hermosa estela verde sobre las paredes . busco sin encontrarlo alguna empresa que deseara invertir en aquel  
invento  mas la mayoría lo tildo de chiflado y la ultima tuvo la osadía de ordenarle a un gorila vestido de azul que lo hechaze a patadas 
mas ahora después de varios años veía por fin realizado su sueño.  contemplo con predilección las piezas que había ensamblado una a una 
las recias palancas tornillos tuercas y alambres que unidos daban a aquel montón de metal un aspecto tétrico . por fin la hora de la verdad 
había llegado se preparo y conecto su monstruoso  aparato ala toma de corriente movió algunos botones y se preparo para ver el resultado
mas antes de encenderla su trabajo se vio interrumpido por el sonido de la puerta alguien lo llamaba con tal ahínco que mataba 
el encanto después de todo seria descortés no abrirle  . abrió el pasador con un poco de desconfianza era su vecina . el la odiaba desde años 
atrás por que siempre lo interrumpía cuando tenia mas trabajo y al parecer nunca captaba una indirecta ademas hacia dos meses que estaba 
tratando de convercerlo de que se uniera a los jóvenes de jehova cuando el no tenia mas religión que la ciencia .   la recibió amablemente y la vieja  le comenzó a hablar sobre los salones del reino y de 
las maravillas que dios hacia para con las personas justas . el la escuchaba pacientemente mas pasados quince minutos   le dijo que hoy no tenia tiempo 
y que ademas de favor no lo estuviese molestando .ella trato de seguir hablando mas el la interrumpió  diciendo que hiria el domingo sin falta al templo . después de que se hubo ido
entro a su pequeño cuarto malhumorado pero luego se tranquilizo admirando lo  fantástico de su experimento fruto de quince años de investigaciones y desvelos 
finalmente tiro de la palanca la maquina pego un tronido y se apago ¿que había pasado ? reviso minuciosamente para darse cuenta de un cable se había quemado.
lo substituyo  rápidamente  y volvió ala repetir la operación esta vez la maquina comenzó lentamente a caminar las partes fueron dando vueltas al vaivén 
y se formo una densa luz azul en la que se veía el  mismo cuarto pero diez años antes como si se contemplara desde un televisor . adonde iré se pregunto entonces el joven 
vería el pasado cuando los seres humanos no eran mas que monos o viajaría muchos años en el futuro para ver viejos de barbas  blancas en cuyas manos se encontraban el destno 
de cientos de vidas humanas mas civilizadas que las que hoy conocemos . o viajaría mas a donde aquellas sociedades desmembradas eran ahora partida  de jóvenes rebeldes en motocicletas 
viviendo en completa anarquía como lo contaban las películas de su época . mas de pronto una idea asalto su mente ya sabia a donde viajar antes de darle un repaso ala historia  o adentrase 
en el desconcertante futuro viajaría a la época en que fue feliz si a aquellos días en que no pensaba sino en el amor viajaría muchos  días antes de que un hombre grabara con 
letras doradas en una loza AQUI DESCANSAN LOS RESTOS DE NATALIA CASTADUELA 12MARZO DE 1971 --------- 15 JUNIO 1991    J NIECHE 

domingo, 10 de junio de 2012


Cuando tú, no estabas conmigo.
Si uno sigue hacia el oriente la calle contigua a la iglesia, y se avanza varios kilómetros,  la calle termina en el puerto donde los pescadores acaban su jornada cerca de las cuatro de la tarde.
 La  iglesia de San Esteban ubicada a un costado del convento Mariano ha sido mi refugio (como yo lo llamo) a partir de  un año después que llegue al viejo continente;  y es que  ocupo dos pequeños cuartos mismos que en algunos años sirvieran como sacristía para la iglesia, situados en el costado derecho de la misma.
Abrí la puerta de mi habitación con la intención de aprovechar el poco calor que los rayos  del  sol brindaba aquel día, la hermana Remedios entonaba en un buen inglés, una dulce alabanza mientras los niños más pequeños  de la  catequesis  danzaban en una pequeña rueda que habían formado tomados de las manos.
Vestidos con un curioso mandil de diminutos cuadros rojos y blancos, el color de la piel contrastaba conforme las manitas se iban enlazando, pues en este país hay una gran diversidad de razas, mas coincido en que lo mejor de los niños era la sonrisa que se formaba de manera universal en el grupo, mientras se divertían y aprendían con la canción que Remedios les había enseñado aquel día.
El ruido que producía el motor de un automóvil, paulatinamente fue aumentando de tono, hasta detenerse frente a la iglesia, instantes después una Azul mucho más madura de la última vez que nos vimos bajo del vehículo.
Vestía botas negras altas de piel que tocaban su rodilla, mallas negras que cubrían sus largas pero bien formadas piernas, y usaba además una chamarra como la que usan los alpinistas, pues el clima en este país es particularmente frío en esta época del año.
Cruzó el patio frontal de la iglesia a paso firme sin contonearse demasiado, pues ella no es espectacular al caminar y conserva en esta actividad un alto grado de seriedad, no se detuvo a mirar la fuente que adorna el patio con sus querubines, ni a sus cantaros de la cuales  salía una agua helada y cristalina que se mezclaba en la fuente, se detuvo a unos cuantos metros de la entrada principal al templo, donde saludo amablemente a la hermana Remedios la cual le informo de mi localización apuntando hacia donde yo estaba  con su mano, una sonrisa se formó en el rostro de Azul y sin voltear a ningún otro lado  caminó hasta el viejo marco que sostiene la puerta de madera de mi habitación donde yo me encontraba recargado, beso mi mejilla la cual quedo húmeda al contacto con sus suaves  labios, de donde salió un serio “hola” pero fue la palabra más dulce que alguien  me hubiera  dirigido  en muchos meses.
Realmente mi vivienda está compuesta por dos pequeñas habitaciones, el inmobiliario de lo que yo llamo en ocasiones mi sala y en ocasiones mi oficina está compuesto por  una pequeña mesa de madera, con dos sillas del mismo material, todo de color claro,  donde está mi computadora Mac personal  y  sobre una vitrina se encuentran varias plumas de diferentes formas que compro en las partes a donde ocasionalmente viajo, se puede decir sin ser fanático de ello que colecciono estos instrumentos.
Entre a la otra habitación donde  se encuentra solo mi cama y el closet con la poca ropa que tengo, además del reproductor de discos,  las maletas para viajar, el librero, y otros artículos personales. Vestí el saco  obscuro como es costumbre, el color de mi atuendo desde hace algunos años, revise mi móvil pero no tenía ningún mensaje o llamadas perdidas, trate de recordar alguna anécdota graciosa sobre alguna cosa para contar a Azul,  pero el nerviosismo de saber que ella estaba a poca distancia de mí, me tenía demasiado alterado.
Cuando me encontré  nuevamente con ella, Azul se entretenía viendo las fotos del muro de recuerdos como yo le llamo, pues en una de las paredes del cuarto (mi oficina o mi sala)  he colocado fotos en distintas partes de mi vida. Su vista se detuvo en una foto donde estoy con el cardenal Bartinuti, a las orillas de un hermoso lago, una semana después de que deje México y el día que se me  asigno venir a este país a estudiar. Azul tocaba mi cara en la fotografía  con sus dedos imagino que recordaba nuestra enorme amistad de aquellos años.
Se sobresaltó al escuchar mi voz muy cerca de ella, cuando hice un comentario sobre la historia de esa foto la cual es de mis favoritas, mas sin embargo solo se limitó a escuchar mis palabras sin decir nada, hiso una mueca que no supe si fue de desaprobación o desinterés y ambos salimos sin haber imaginado si quiera como pasaríamos la tarde y por consiguiente el tiempo más largo que compartiríamos de los últimos  años.
No sabía que decir, independientemente que Azul fuera una de las personas más importantes de mi vida, sentimiento igualmente correspondido, la situación era demasiada tensa, por primera vez en mucho tiempo no quería decir nada que no fuese  interesante para ella, no quería hacer el ridículo, sentía un enorme nudo en la garganta que no me dejaba hablar y sentía demasiada presión que mis manos comenzaron a sudar, Azul volteaba a verme en ocasiones intermitentes cuando su vista no iba fija hacia adelante, hacia caras extrañas pues no entendía mi estado. Intente hablar un poco sobre las construcciones antiguas que se observaban, un poco de la historia de aquella ciudad, pero Azul ni si quiera sonreía cuando hacía uno de mis clásicos chistes, en ocasiones cuando realmente le interesaba las construcciones bromeaba con las cosas que yo le decía y terminaba con la frase “o que bien señor”  y eso a mí me desmoralizaba.
-¿Crees que mi platicas son demasiado aburridas Azul? Dije recargando mi cabeza sobre mi brazo, sentados en una mesita para dos en la terraza de un restaurant de donde se podía ver toda la ciudad y esos típicos caminos europeos que se pierden a lo lejos en las montañas.
-Son iguales que antes, dijo Azul encogiéndose de hombros. Y yo me engarruñe un poco en la silla.
Tratando de romper un poco la enorme capa de hielo que se había formado, quise hacer un comentario sobre aquel lugar algo como:
-Este era uno de mis lugares favoritos cuando llegue aquí………….. Pero Azul estaba muy interesada viendo a unos jóvenes rubios que tomaban cerveza en aquel lugar.
-¿Y tu novio? Pregunte a Azul la cual sonreía con la poesía que uno de aquellos jóvenes se había parado a declamar en un idioma que yo no entendía,  al parecer las palabras iban dedicadas a Azul pues varias veces vi que el joven movía el tarro de cerveza que sostenía con una mano en dirección a ella.
Mi pregunta no causo el efecto que yo esperaba pues Azul dejando a los jóvenes por un instante me confesó que había terminado con su novio pues el carecía de los argumentos necesarios para hacerla feliz durante toda la vida.
¿Y tú como sabes eso? Pregunte medio desconcertado y molesto, pues la tensión que  Azul me hiso sentir desde que la vi bajar del taxi estaba agotándome.
-Bueno, simplemente no quise continuar con esa relación, y ya.
-Qué bueno que recuerdes eso dije yo volteando mi cara hacia un lado, pues en una ocasión dije a Azul que cuando no le naciera hacer algo mejor lo dejara así nada más.
Dos  acordeones tocaban  un hermoso vals alemán  en aquel lugar, en los instantes sin palabras, que estábamos viviendo contemplándonos los ojos, esos lindos ojos color miel que tiene Azul y que brillaban intensamente, el hielo si no estaba roto se había fracturado a la luz de su mirada, y mirándonos así fuimos felices por un rato.
-Sinceramente creí que él era el indicado para ti, pues tu mami se escuchaba feliz cuando me comentó de tu noviazgo dije yo retomando el tema pues un poco de morbo me hacía preguntar detalles de la ruptura.
-Luis es el hijo de un gran amigo de la familia, su mama murió cuando él era un niño.
-Pobre dije yo.
-Yo busco alguien maduro, es lo que necesito, Luis ni si quiera tenía bien defino que quería de la vida.
-Pues a esa edad, la mayoría no saben qué hacer pero no se iban a casar al día siguiente, dije yo medio molesto.
Y azul me miraba como pensando que yo la estaba presionando.
Baje el tono de mi voz diciendo algunas palabras como eres importante para mi Azul por eso quiero que seas feliz y me preocupo por ti, con mi mirada fija en un punto del suelo.
Y sonriendo contesto:
-Soy feliz padre y no tienes por qué sentirte mal por eso, no es tu culpa y yo sé que te preocupas por mí, eso no es necesario que me lo digas y llamo mi atención que se hubiera referido a mí como padre  pues creí que Azul quería llegar a otra parte llamándome de esa manera.
Uno de los jóvenes rubios llego hasta nosotros y cruzo algunas palabras con Azul, Azul hablaba perfectamente su idioma y ambos se comprendían bien, luego el joven  me ofreció su mano y extrañado correspondí su saludo para despedirse después haciendo una especie de saludo militar y los cuatro jóvenes que tomaban cerveza, dejaron el restaurant.
¿Qué quería? Pregunte a Azul extrañado.
Dejarme su teléfono contesto ella, salir conmigo quizás, conocernos más todo eso fue lo que me dijo, dijo que con el perdón de mi señor padre el cual siento que no entiende lo que te estoy diciendo y que está  aquí presente y mientras decía eso Azul reía.
Después de un rato de celos mire a Azul y con cierto temor pregunte:
¿Y tú que le dijiste?
-Que no eras mi padre, que eras mi marido, que estábamos recién casados y estábamos viviendo días intensos del mejor sexo del mundo, y él dijo y por qué viste así, pues le gustan las sombras  y es fanático de las novelas de vampiros. Y Azul reía al ver la cara que yo hacía y en aquel lugar se había formado un contraste de 25 años de diferencia, pues Azul se veía despiadadamente joven y yo parecía un viejo diez años mayor de la edad que realmente tengo.
La tarde estaba cayendo ya, una a una las estrellas aparecían a los lejos, el ocaso esa transición entre el día y la noche la cual hace que me sobresalte siempre  que tengo consienza de que existe, las luces en la ciudad se iban poco a poco encendiendo y lo que parecía sería una serena noche comenzaba a nacer.

-¿Recuerdas el día en que nos conocimos? Dijo Azul mientras acariciaba mi mano dulcemente.
Fue un sábado por la tarde cuando llegue a cenar a casa de mis bienhechores, yo estaba en aquel entonces mis primeros años de seminarista  y tu tenías 16 años, creo que no te caí muy bien, siempre he tenido esa impresión, le decía a Azul mientras esta sonreía movida por el recuerdo y jugaba enredando su pelo rubio entre sus dedos.
-No era eso, por aquel entonces tenía muchos problemas, problemas de adolecente.
Pues conocí a Guillermo, y Rebeca tus hermanos ellos eran educados, el primero estaba estudiando arquitectura y la segunda diseño gráfico, pero quede cautivado con tu presencia durante la cena aun y cuando no te dignaras a mirarme si quiera, mucho menos a pronunciar opinión alguna sobre mi persona o a dirigirme la palabra.
-Si te miraba pero solamente cuando tu desviabas tu mirada o platicabas con mis padres o hermanos, quería llamar tu atención pero no sabía cómo, papá se encargó de  avergonzarme cuando me llamo su pequeña niña, nunca pensé aquel día que serías tan importante para mí.
-Y unas semanas después te encontré consumiendo drogas, tu dijiste que eran las primeras veces que lo hacías, yo me asusté mucho porque sinceramente  te quise mucho desde que te vi en pijamas, desayunando cereal viendo un programa de payasos, creo que fue el segundo fin de semana que dormí en tu casa.
-No estaba viendo payasos de echo odio a los payasos, estaba viendo las noticias, es increíble que nunca recuerdes que odio a los payasos, con sus caras pintadas de esbozadas sonrisas que no sienten , eso es como fingir que eres feliz haciendo algo cuando realmente no lo eres.
-Hay, perdón por la pedrada dijo ella serenándome un poco tocando mi hombro.
Y yo reí  a carcajadas, pues realmente aunque el golpe iba directamente dirigido a una de las zonas más vulnerables de mí y se podía interpretar de cualquier forma no produjo el efecto que Azul esperaba.
- En aquellos días eras una niña, una niña que consumía drogas y que tenía muchos problemas de personalidad y que además estabas viendo payasos con un pijama de color verde y corazones de colores.
-No eran corazones eran pequeños gatitos.
-En fin el día que te quite el carrujo de mariguana, el cual me dijiste que tú y tus amigas habían comprado fuera del colegio, me prometiste que no lo volverías hacer y yo sinceramente me deje llevar por el embrujo de tu mirada, pues imagino que cuando esos ojos color miel se clavan en alguien, no hay hombre en este mundo que pueda resistirse.
-Si tratabas de hacer un cumplido con tus palabras, lo has conseguido, pero, porque me deje llevar por la fuerza de las mismas aunque sé que estas  no son  100% ciertas.
Y yo no me sentí tan incómodo aunque ella estaba  intentándome llamarme mentiroso.
Los próximos días después del carrujo de marihuana como solíamos llamar a aquel acontecimiento fueron un poco ajetreados para ambos pues tenía que llamarte todos las tardes para ver que no estuvieras mal o que tuvieras alguna recaída, incluso mis maestros del seminario comenzaron a creer que estaba saliendo con alguien.
-Luego pasamos las siguientes tardes de sábado juntos, al principio me leías muchas novelas que a la fecha desarrollaron mis gustos por ese tipo de literatura, yo acostada en el sofá de la sala y tu sentado a mis pies y comenzamos a ir a todas partes juntos, al parque,  a los museos, a cenar, al campo y yo esperaba con ansia que llegara el fin de semana para poder estar contigo, en esos días ya la droga se había quedado atrás, solo me importaba estar juntos. Y yo quería que tú nunca te fueras, pues siempre el sábado eras para mi después del apostolado, al cual por cierto no asistías mucho, y el domingo poco después del desayuno me abandonabas  durante toda la semana y yo sufría por ti.
-Mi apostolado era precisamente eso, trabajar con jóvenes, conocerlos, orientarlos, y ese tipo de cosas por lo que se puede decir que estando contigo estaba cumpliendo con la misión.
-La primera vez que escuche eso de tus labios sentí muchas ganas de llorar pues estaba muy triste, saber que solo me utilizaras para cumplir con algo que creías Dios había puesto en tu camino, pero ya me he acostumbrado a tus constantes rechazos, ahora sé que nunca me quisiste y solo lo hacías porque creías que era tu obligación.
¿Y la muñeca que te regale, el día que decidiste entrar a la carrera de matemáticas? 
-Me callo gorda, porque justamente  es por aquel tiempo cuando te escuche decir por primera vez que yo era una obligación enviada por Dios para ti, y eso no me gusto aun que ahora lo digiero más y lo reitero, yo creí que me querías.
¿Pero qué paso con esa pobre bailarina? No me digas que sufrió las consecuencias de tu odio contra mí.
Yo no te odio, pero la muñeca se fue a la basura junto con muchos de mis sentimientos.
Pero entiende tú eras una adolecente cuando te conocí, yo tenía ya 31 años o más, son  15 años de diferencia  y todo eso con la pequeña contrariedad de que yo era seminarista y tus padres me estaban ayudando a mis estudios, pues por eso te conocí, eso no podía, ni puede ser pero ¿somos buenos amigos no? 
Y un silencio se dejó  sentir en el restaurant, hasta que una mujer entró a escena diciendo que estaría tocando el piano para los clientes de aquel lugar.
Azul reacciona de su letargo y dice:
-Si eres el mejor amigo que tengo, ¿será porque eres el mejor tipo que conozco?
-Pero no me digas que viniste hasta aquí  a decirme solo eso ¿verdad?
Y  Azul dijo:
-Regalo de graduación, mis padres quieren que viaje un poco, voy a Tailandia de vacaciones, luego quizás busque algún lugar donde desarrolle alguna investigación, o estudie alguna maestría, quizás  un país que no sea México o algo así.
-Si se tiene que planear bien donde se quiere estar o a donde se quiere llegar, de eso no hay duda aun que Dios generalmente tiene algo para ti y la mayoría de las veces las cosas que él tiene no empatizan con los planes que nosotros tenemos pero no por eso nos eras feliz, el nunca desilusiona.
-¿Y tú te ordenaras pronto? Y la pregunta de Azul me molestó pues realmente no estaba totalmente convencido de ser sacerdote  de querer ordenarme, no sabía si quiera estar más en este país, no sabía si volver a México, realmente la pregunta fue muy  incómoda pues no supe  que responder, Azul lo noto y se quedó un poco intrigada por mi actitud.
Dulcemente una melodía se escuchaba saliendo del piano, tocado exquisitamente por las manos de aquella mujer, para entonces ya tomábamos  copas de vino, pues es un pecado que en su camino hacia Asia Azul no tomara vino mientras pasaba por Europa.
-¿Me concedes esta pieza?,  la cara de Azul junto con sus orejas se estaban poniendo rojas, estuvo a punto de negarse  pero toda la gente que me vio al levantarme, nos animaba con aplausos y chiflidos, entonces Azul camino de mi mano hasta el centro del restaurant, hicimos una reverencia media chistosa y comenzamos a movernos al ritmo de la música.
Sentía como Azul apretaba su cuerpo junto al mío, luego besaba mis mejillas entre intercalados te quiero, y yo pensando Dios santo Azul es como mi hermana pequeña, que digo como mi hermana si nos apuramos Azul podría ser mi hija, pero el corazón me latía fuertemente y creo que a ella le gustaba eso.
De camino al hotel donde se hospedaba Azul, ambos recordábamos aquella escena de baile que ya era parte del pasado.
-¿Dónde aprendiste a bailar? Pues recuerdo que en Guadalajara me dijiste que no sabías y  que no querías aprender aunque algunas de mis amigas de la carrera de matemáticas se ofrecieron a enseñarte.
-Pues es una larga historia, las cosas cambian, uno conoce gente, la música en ocasiones es demasiado bailable, cosas por el estilo.
-¿Pero dónde aprendiste a bailar? Guarde un poco de silencio pues me parecía bochornoso decir quienes habían sido mis maestros de baile, bueno no quienes si no de que género.
-Los sacerdotes de una congregación, ellos me enseñaron.
-Entre hombres que locura ¿Y que más hicieron? 
Y eso nos provocó risa a ambos.
Caminábamos tomados de la mano, el brillo de la luna llena resaltaba el color de piel de Azul y los ojos miel  lanzaban destellos inmensos cuando imaginaban el futuro que se estaba formando, y ya no pude más de repente todo lo que había imaginado me dio vueltas en la cabeza, el mundo da un giro fuera de lo común, bese a Azul en la boca, ella estaba demasiado contenta y yo estaba demasiado confundido.
Sentados en la fuente de una glorieta, observábamos como poco a poco las calles se iban quedando vacías,  había una vieja florería  hasta donde corrí y compre una ramo de flores variadas para Azul, pero ella no dejaba de mirarme y una gran sonrisa demasiado expresiva se formó en su rostro cuando le entregue aquel buquet,  luego ella no me dejaba en paz quería estar siempre tomando mi mano, o recargando su cabeza en mi hombro, pero eso lo atribuí a la corta edad de 22 años
-Recuerdas cuando tocabas el piano, me gustaba mucho aquel vals y…… mientras trataba de hacer el ritmo moviendo el dedo índice de mi mano izquierda fui interrumpido.
-Ya no toco piano, ahora hay más rebeldía en mí, soy una rebelde, viva la anarquía, según Azul pero yo digo que estaba asustada, al igual que yo por el momento.
-¿Y ahora que instrumento tocas?
-Saxofón.
-Saxofón, que ruidoso instrumento es.
-Te estas volviendo viejo padre, ya no eres el que conocí hace años. Ella reía por su comentario y a mí me parecio de mal gusto.
-¿Y el karate?
-Medalla de oro en la última universidada en mi peso, y medalla de plata en la categoría libre.
-Y con eso puedes conseguir una beca o algo así.
-Algo así, pero Azul sabía que en su familia no necesitan de becas para estudiar lo que ellos quieran, o gastar en lo que les plazca.
¿Y el libro? ¿Cuándo lo terminaras? Preguntó Azul tocando mi cara con la punta de sus dedos, se podía ver visiblemente emocionada.
-Josef dice que muy pronto,  para él hace días que encontramos la columna vertebral de lo que queremos transmitir, ahora solo falta retocarlo, estar girando alrededor de eso, tapar lo posibles huecos que pudieran existir, pulir un poco la transferencia de ideas, orientándolas a la vez hacia los conjuntos más comunes que pudiera tener la mayoría de la gente y está terminado.
Y Azul solo me veía haciendo muecas de aburrimiento con la cara, entonces pensé que mis platicas de ahora si  son muy aburridas pues al final de cuentas tiendo a ser un filósofo, di pequeños golpecitos en su pierna con mi mano y Azul busco mis labios pero yo la rechace diciendo como vez pequeña.
-¿Y tú qué opinas padre? Y llamarme en esa forma como Azul lo estaba  haciendo comenzaba a molestarme.
-Yo que opino , pues realmente creo que la columna vertebral del libro no se asemeja mucho a lo que yo quería que fuera, quizás Josef no entendió, al principio me gusto pero ahora poco a poco nos fuimos desviando hasta que estamos muy lejos del punto que yo quería alcanzar, a veces me dan ganas de desistir del proyecto, a veces me quiero ir a Turquía a conocer unas viejas ruinas, antes de continuar con el proyecto, a veces quiero regresar a México, a veces quedarme en Europa.
Y mientras decía todo esto Azul tarareaba la marcha de Turquía la cual comenzó a cantar cuando de mi boca escucho el nombre de aquel país.
Luego me quede serio observando una pareja de ancianos que dentro de su casa bailaban la misma canción, que Azul y yo habíamos bailado minutos antes en el restaurant, “cuando tú no estás conmigo” 
Azul acariciaba mi cara y a veces susurraba en mi oído los más dulces “te quiero “que yo hubiera escuchado jamás.
Azul busco  mis labios otra vez y yo me deje llevar,  todas las veces que ella quiso como si nada importara, para cuando volví a tomar  el control de la situación era demasiado tarde, pues desnudos en la cama de aquel hotel donde se hospedaba le estuve contando de godos y romanos, de filósofos griegos hasta que la historia de Jason y los Argonautas hiso que se quedara dormida con la cabeza recargada en mi pecho, yo veía su hermosa cabellera rubia y me parecía que dormía un ángel conmigo esa noche, Si aquella ocasión, el día del carrujo de marihuana Dios me llevó hasta la vida de Azul para de alguna manera evitar que ella cayera en el abismo frente al cual se había situado, pues como dije antes es Dios quien escoge a las personas que desea preservar, es dios el que le concede la paz y la inteligencia a los que él quiere, es Dios el que hace subjetivos a unos y a otros los deja aparte.  Aquel día Azul fue un instrumentos de Dios  para  cambiar mi vida, es Azul quien viene a rescatarme es azul quien viene a decirme que soy tan mortal y humano como el quemas, y  siento esa manía de Dios por enseñar la vida de la manera más misteriosa posible.  
Después de ver a Azul dormir a mi lado, y de aceptar que la amo desde el primer día en que la conocí, he decidido cerrar este capítulo aquí en este país, es tiempo de volver al mío, de luchar por Azul pues es todo lo que tengo y todo lo que quiero ahora, algunos días más pasaran hasta que mis pies de Mexicano pisen la tierra que los vio nacer, tengo que terminar el libro y quizás los sentimientos que nacieron en mi gracias a Azul le den un giro a la redacción y al contexto, que ganas de respirar aire mexicano estoy feliz por eso, pues ya quiero estar viajando, cosa que no sucederá hasta que Azul regrese de Tailandia y emprendamos juntos un largo  viaje,  hasta que llegue el momento que Dios tiene escrito para separarnos.