sábado, 29 de junio de 2013

poema libertario (15) (la oferta)

tengo un par de brazos para protegerte de los antidisturbios
y para abrazarte cuando sientas que el mundo no vale la pena
tengo un par de ojos para ver las injusticias
y para observar la belleza de tu rostro
tengo un par de manos para alzarlas a favor de la libertad
y para construir contigo un mejor mañana
tengo un par de oídos para escuchar de tus labios las demandas
que son las demandas de nuestro pueblo oprimido
y para escuchar la tierna canción de tu aliento
tengo un par de piernas para salir a las calles
en busca de un futuro que quizás no exista
y para correr hacia ti cuando me llames
en fin tengo muchos pares de cosas que les basta con ser libres y amarte
mas me hace falta un corazón que lata junto al mío
cuando juntos contemplemos la caida del sistema

lunes, 24 de junio de 2013


El dìa en que las nubes cayeron sobre la ciudad.



Me encantaba caminar de la mano de mi padre, cuando yo era muy niño todavía y mi padre era muy joven, lo más joven que lo recuerdo, y aun y cuando, no hiciéramos nada especial como jugar beisbol,  o construir cosas, creo que de aquellos años de niño guardo muchos recuerdos que surgieran poco a poco en horas de convivencia con el.

Una noche de aquellas, yo de niño, tuve un sueño, es algo absurdo y me parece que hasta tenía que haber sentido un poco de pena por sueños tan tontos, el caso es que en mi sueño, mamá preparaba la comida y yo en medio de la sala estaba construyendo campamentos con indios y vaqueros donde generalmente los segundos terminaban invadiendo el campamento de los primeros, cosas que imaginaba de chico.
Parte de mi sueño era también que la televisión blanco y negro que papá le regalara a mamá un día de su cumpleaños y donde nos entreteníamos viendo las series estadounidenses de moda, o los programas mexicanos, bueno resulta que en mi sueño este aparato se encendía como por arte de magia comenzando a transmitir la noticia de mi desgracia:

“Las nubes caían del cielo como pesadas losas de concreto, caían aplastando gente, arrasando ciudades, pulverizando todo y mas sorprendente todavìa fue el echo de cuando al asomarme por la ventana ya los primeros pedazos de cielo estaban sembrados por todo la calle, aplastando a mis vecinos y haciendo un ruido estrepitoso al caer.

Ese fue el sueño que me dejó aterrorizado por muchos minutos y por varios días después cuando lo recordaba, y es que fue un sueño  que se hizo común en mis noches hasta que creo que en el día se me noto serio y pensativo (de por si no era muy platicador) mientras caminaba con mi padre por las calles del barrio donde solíamos pasear.

Sentados en la acera frente a la iglesia preguntée a papá:

-¿Qué pasaría si las nubes se cayesen de los cielos? A lo que sin pensar la respuesta, con una gran seguridad y sin que yo imaginase siquiera su respuesta, él dijo:
-Nada solo estaría mucha neblina como aquella vez que visitamos a tu abuelo y que no se veía nada por la neblina tan densa.
Y aquella respuesta aunque inesperada, terminó por convencer a mi mente que nada pasaría y el sueño desapareció por muchos años, hasta cuando vistiéndose frente a mi ella  dijo que estudiaría la universidad en otra ciudad, en otro estado, que me portara bien con las otras mujeres como hasta ahora lo había sido con ella y que me deseaba lo mejor de la vida, aquella noche los sueños de las nubes cayendo, volvieron a mí.

¿Pero cómo es que puedo pasar de estar caminando con mi padre? ¿A mi época de universidad? Sin tener que pasar por aquellos días en que la vi, o más bien el día una pelota proveniente  de su práctica de tenis vino rodando lentamente hasta mis pies cuando intentaba encestar una canasta desde afuera del área, perturbando mí tiro.

Como era el más bajo de mi salón (no significa que fuera el más nerd aunque fui el mejor alumno los seis años, era muy audaz y también era un excelente deportista) como era el más bajo del salón aunque no me gustaba, practicaba, hacer canastas en el básquet ball que disque para ser más alto (no lo hagan no se tiene muy buenos resultados), en eso me gastaba casi todas las mañanas  y en correr eso siempre me ha relajado, porque no solo es correr es que mientras lo haces puedes imaginar otros mundos, otras cosas, otros cielos.

Nueve de la mañana serían cuando me puse a practicar los tiros sin que tuviera resultados diferentes a los de antes, no era más alto, y mi amor por el básquetbol seguía siendo nulo.
Si la cancha de tenis no hubiera estado al este de la de básquet, si la malla que las dividía hubiera sido más grande, o que si la fuerza con que impacto la bola hubiese sido más débil, en fin, cuando Dios quiere que algo pase, que alguna historia comience de nada sirve esconderse, así es que luego de que la bola de tenis se detuviera exactamente junto mí, de que su sonrisa me cautivara, cuando entregue la bola en su mano, de que la suavidad de su piel me dejara impresionado, me encontré agitadamente descansando en la cafetería de aquel parque con el balón de básquet sobre mis piernas y sin hacer nada, pero sin moverme de ahí como si estuviera predestinado a que las cosas pasaran como pasaron.

Ella y sus amigas, felices llegaron hasta la cafetería justamente cuando yo bebía un cono con agua, le dijo a sus amigas que ella me veía jugar todos los días, que el básquetbol era mi deporte (eso nunca fue) yo dije que correr me gustaba, ella sonrío.

Visite su colegio cuando estaba en preparatoria y yo en secundaria, habíamos sido amigos desde que nos sentamos muy juntos bajo la sombra de uno de los postes de concreto que sostiene el tablero de la canasta norte de la cancha de básquet, platicábamos no se que cosas y no se porque le gustaba que le narrase historias, duramos horas recostados en el zacate al lado del jardín del desierto o en la arena de la cancha de vóley ball, mirando el cielo una vez que decidí que las horas de básquet ball no eran productivas y que mi tamaño no aumentaba, “chaparro” ella me llamaba y yo pensaba “chaparro para siempre”.

Ya no estaba de esa manera cuando la encontré con sus amigos y amigas en aquella paletería cercas de su colegio y aunque su cara se llenó de felicidad como siempre que nos veíamos, si se sintió un poco apenada cuando sus amigas le dijeron que yo era un niño (pasa comúnmente más cuando se es más joven si tú tienes 17 años edad que ella tenìa  por ejemplo, piensas que los que tienen 13  edad que yo tenìa, son niños, y que pasa por ejemplo cuando se es más viejo los que tienen 40 por ejemplo pueden vivir en paz con los de 36 y así , pero especialmente aquel día había una marcada diferencia entre ella y yo según sus amigas), yo vestí orgullosamente mi uniforme de la escuela federal mientras ellos tenían su uniforme color azul del colegio privado, lo más desafortunado fue cuando sus amigos comenzaron a empujarme, cosa que por mis impulsos respondí con puñetazos y como eran muchos, yo Salí perjudicado hasta que ella intervino por mí, y los demás se alejaron riendo.
No sé si fue la pelea, mi ojo morado, no sé si fue porque le dije que ya no era tan chaparro cosa que acepto sin mucha resistencia pues ya era un poco más alto que ella (aunque siguió llamándome de esa forma), no sé si sería porque mi futuro comenzaba a tornarse interesante, o si fue porque le dije que la amaba, pero aquel día fuera de donde se reúnen los diputados locales, bese sus labios, acaricie sus piernas y estreche su cuerpo junto al mío.

-¿Quizas solo te utiliza cuando tiene ganas de ti?, ¿quizás eres para ella una especie de juguete? o algo así, me dijo “el caballo” delantero del equipo de fútbol donde jugaba los sábados, lo que debes de hacer es olvidarte de ella puesto que ya te causa daño estar recordándote y obsesionandote de esa manera. Y yo nosée si el equino tendría razón pero en los meses siguientes y creo que hasta un año pasó sin besarnos, y mucho tiempo sin vernos, ella no contestó mis llamadas, ella no se interesó en mí, su mundo y el mío se habían alejado.


Mas sin embargo cuando por bocas x se enteró de que en la preparatoria había una subasta de chavos a la cual asistió, y en la cual por cierto no se de qué manera me vi involucrado, puso sus manos en la cintura y moviendo intermitentemente el pie derecho dijo mi nombre acompañado de un: -
muy bien chaparro te dejo solo unos meses y tu te quieres convertir en gigoló.

Y luego se pasó besándome todo lo que duró la subasta, sin pagar ni un solo centavo lo que causó la molestia del comité organizador.

Hasta que terminamos haciendo el amor en el sofá de la sala de su casa donde por cierto aun que era mi primera vez ahora que ya tengo mas veces creo que debi haber estado más a mis anchas, realmente ella fue la que dominó las acciones aquella vez, yo solo me deje llevar a ver qué pasaba.

Como los dìas pasaban y no generaban ninguna emosiòn más que recordar la forma en que lo hicimos sobre su sofá, y esperar a que la cosa se repitiera, pero creo que todo era en vano, parecìa que no querìa estar en mi mundo, parecìa que no querìa compartirme el suyo y quizàs si aquel comité de subasta hubiese organizado otra, creo que a ella no le hubiera importado, y yo querìa otra subasta que terminaráá  igual que la primera, sobre el sillòn de la sala de su casa.

Pero los dìas pasaban y pasaban y ella no querìa aparecer en mi vida, yo estaba comenzando a vivir de recuerdos y eso no me agradaba mucho.

Un dìa que regresaba de la preparatoria, que estaba sentado sobre la cama mirando por la ventana como una pareja de palomos se acurrucaron juntos sobre los cables de luz, el teléfono sonó y despuès de unos segundos, me encontré hablando con ella, no dijo mucho solo unos vagos “te necesito” y quiero que vayas a calle de los olmos 445 en la zona centro de la ciudad a las 7:00 chaparro.

Caminas varias cuadras (aun creo que es asì) das vuelta en algunas calles, atraviesas algunas plazas públicas y llegas a la calle de los Olmos y de donde alcanzas la calle, dos o tres cuadras más adelante y esta el nùmero 445 y la imagen de aquello, es ella vestida de mezclilla y una blusa sencilla

Y que era todo aquel misterio, el departamento de alguien, nunca supe de quien o como es que consiguió aquel lugar el hecho es que aunque yo querìa decirle cosas de amor y ahora escribir cosas que hubieran sido románticas, casi de manera salvaje estuvimos haciendo el amor, para variar.

Fue aquel dìa cuando me dijo que se iba a estudiar a otra ciudad mientras se vestìa ya cercas de la medianoche,

-Portate bien chaparro, buena suerte oree vua, so long i`ll see you etc etc etc.

Y desde entonces desconfíe de todas las mujeres, mas cuando alguien alguna noche de borrachera escuchando heavy, me dijo (porque siempre que tienes como que una herida te la pasas cantandosela a todo mundo y disfrutas más cantandosela a los extraños) hasta que alguien alguna vez ya cuando iba muy avanzado en mi carrera, me dijo que la buscara y aunque reì por la locura, me dio por pensar en que algùn dìa lo harìa y con muy poco dinero casì con nada viaje Dios sabe como y un buen momento me encontré en la puerta de una universidad muy antigua preguntando por ella.

- ¿Chaparro tu aqui? dijo al verme y su cara sellenóo de felicidad como siempre pasaba cuando me miraba, en esta ocasiòn a sus amigas no les parecìa tan niño y ellas no me parecìan tan atractivas como ella (sucede de manera fea pero las guapas se juntan con las guapas y asì se baja de nivel no me gusta pero es la verdad) caminamos varias cuadras por calles extrañas pero bonitas, antiguas y eso, hasta que llegamos a su cama, y es que habà pasado tanto tiempo sin hacerlo.

Y aquella noche mientras dormìa, las nubes se mantenìan en los cielos volando sobre nosotros, y cuando ella despertò y preguntó:

-Chaparro ¿y si fracasamos en esto? (como si notuviéramoss experiencia en querernos) yo dije:
-Es como cuando caminamos de la preparatoria a tu casa aquel dìa de enero, habìa mucha neblina tan densa que en ocasiones no se veìa más allá de nuestras narices, pero nos querìamos tanto  que aunque  pareciera que las nubes habìan caído sobre nosotros, nunca soltamos nuestras manos.