viernes, 13 de mayo de 2016

Por si acaso se te ocurre regresar.

“Algunas veces busco un gusano en la fruta del manzano prohibido del padre Adán, o duermo y dejo la puerta de mi habitación abierta por si acaso se te ocurre regresar”
Joaquín Sabina.

Es una agradable persona pensé, cuando te acercaste a mi preguntando por unos libros, me gustaron tus ojos y la forma de tus lentes, pero me llamó mucho la atención la gorra militar que usabas.
No encontramos ningún libro de lo que querías, yo no atendía la librería como tu creíste, realmente yo estaba hojeando una edición vieja de la náusea cuando llegaste a mi preguntando lo que preguntaste.

A los siguientes días fue una locura pensar en ti, me encantaba imaginarte llegando a cualquier parte a cualquier escenario, con la gorra militar y los lentes curiosos, aunque generalmente  no llegabas.
Cierto día estaba sentado en la mesa de un bar, no tenía la más mínima esperanza de volver a verte; de repente apareciste  sin la gorra militar pero con los mismos lentes, dijiste que habíamos estado en la misma preparatoria y que probablemente ahí nos habíamos conocido, pero yo no creo eso porque cuando tú estabas en preparatoria yo estaba en la universidad y nunca coincidimos en la escuela.
Luego caminamos un poco por atrás de la catedral y no dijimos mucho, cosas circunstanciales supongo, pero antes de que nos despidiéramos te conté del bautizo de Frida y que si querías asistir conmigo.
Nos vimos días después en el bautismo de Frida tu llevabas un vestido de color rojo, el lugar era bonito jardines llenos de flores y árboles verdes y frondosos, los rayos del sol entraban por entre las ramas de los árboles y templaban el ambiente, era un día muy agradable.
No es cierto que yo haya disfrutado más el lugar, el clima, los árboles o el olor de las flores, porque yo disfrutaba más de tu compañía, te veías hermosa y la metamorfosis que habías sufrido de  las gafas y la gorra de militar al vestido rojo había sido perfecta.
Tomaste mi brazo y caminamos cuatro cinco, seis pasos, al principio yo contaba los pasos ya luego solo observaba a los invitados que me veían pasar de tu brazo, supongo que para ellos también estabas hermosa como yo lo había notado.
La tarde en tu compañía fue placentera, hablamos de muchas cosas, -Hay en el universo demasiadas cosas extrañas-, ¿yo no sabía que te gustaba tanto la astronomía? Me contaste de los anillos de Saturno, de la atmosfera de Jupiter, las estrellas, agujeros negros y otras tantas cosas.
Dejamos la ceremonia del bautismo cerca de las 7:30 de la noche, yo manejaba el coche y me ponía de mal humor tener que hacerlo, pues no podía verte y no quería que el tiempo pasara; quería observarte, quería que te quedaras conmigo, vencer el destino, romper las reglas, ser feliz. Te deje fuera de tu casa y tu besaste mi mejilla.
Curiosamente el último día que te vi, usabas la gorra y las gafas como la primera vez,  había mucha gente protestando contra nuestro actual gobierno, contra los impuestos, la violencia y la falta de tranquilidad en el país.
Nosotros íbamos tomados de la mano mientras seguíamos a la gente que protestaba aquella tarde. Luego todo se volvió muy confuso se escuchó un ruido estrepitoso seguido de disparos. La gente comenzó a amontonarse y posteriormente comenzaron a correr. Éramos muchos los que protestábamos aquel día, no se podía andar mucho menos huir de aquel lugar, entre muchos aventones nos fuimos poco a poco separando, yo no quería soltarte pero en ocasiones eran tan fuerte los empujones que no podíamos mantener nuestras manos juntas y así nos fuimos soltando hasta que deje de sentirte, luego grite tu nombre con todas mis fuerzas y veía como la muchedumbre te iba alejando de mí. Trate con un esfuerzo sobre humano de alcanzarte y comencé a empujar a cuanta gente podía, pero mis esfuerzos eran poco productivos, ya que mientras más peleaba más sentía que te alejabas de mí. Yo gritaba tu nombre. Intente llegar a ti saltando por encima de la gente pero una avalancha de gente término por alejarte para siempre de mí.
De la gente que murió aquel día las autoridades nunca aclararon como fue que comenzaron los disturbios ni quien fue el responsable de la masacre, se manejaron muchas versiones pero nunca se castigó a los verdaderos culpables. Fueron también 65 personas que nunca encontramos entre ellas, tú.
Los días pasan y muchas heridas sanan, políticos van y vienen, las cosas en el país no son tan diferentes, ganamos una cosa y perdemos otras, protestas, manifestaciones, luchas es lo común de ahora.
Quizás algún día el país sea el que ambos soñábamos.
¿Sabes? El lugar donde fue la recepción del bautismo de Frida fue abandonado, parece que los dueños se mudaron a otro país o algo así.
La yerba ha crecido y ha inundado todo el lugar pareciera como si nunca hubiera existido nada por aquí.
La construcción que existía se quemó y solo quedan algunos rastros de lo que fue, algunos mosaicos del piso que la yerba ha arrancado de su lugar, algunas mesas de cemento en mal estado y una cuarta parte de la fuente que estaba en el jardín central.
Casi todos los días camino hasta acá por un camino que ya nadie usa. Imagino que caminamos juntos por los pasillos como aquel día. Imagino que usas el vestido rojo.
 Ya cansado de imaginar me siento sobre una piedra que está cerca de un lugar en el que estuvimos platicando aquel día que bautizaron a Frida, debió haber sido por estarte observando porque aquel día no note que se veía la ciudad.
El gobierno queriendo tapar el pozo ha construido un monumento donde los familiares de los desaparecidos colocan arreglos florares cada que es aniversario de aquella marcha, o en otras fiestas como el día de la independencia.
Yo no, porque cuando vengo aquí a observar la ciudad, a este lugar donde alguna ves estuvimos platicando, siempre espero que vengas, como aquel día en el bar, o mejor aún, usando las gafas y la gorra como la última vez que te vi. O ¿por qué no?, siendo exigente quiero pensar  que usaras el vestido rojo, tomaras mi mano y ya nunca más te iras de mi lado.

Mayo 2016.