Viejo amigo.
“Dios es la
evidencia invisible”
Victor
Hugo.
Estuvimos
frente a frente como hace mucho tiempo no lo estabamos; Yo contando y contando
y tu como siempre escuchando mis cosas que al paso de los años se han vuelto a
mi gusto un montòn de cosas sin sentido.
Pero lo que
contaba ese dìa era lo mas fuera de lo comùn que yo hubiese pensado contarte
algùn dìa.
- Comence
con un fijate que sali hoy de la clìnica (Quise saltar todo el protocolo que
usabamos antes en nuestras platicas, todo eso de saber mucho para agradarte
mucho, y eso de la gente, y las almas, creo que aun que hubiera querido, no
hubiera logrado concentrarme tanto en aquellas cosas).
La cuestiòn
es que no se como decirlo, sin que las lagrimas comiencen a salir comentè. La
cuestion es que no hay muchas esperanzas en cuanto a su enfermedad, los mèdicos
dicen las mismas cosas de siempre, las que uno no quiere escuchar. Que si lo
intentaran de una manera, que si existen mètodos todavìa bajo investigaciones,
esas cosas que uno no quiere escuchar cuando algùn ser querido esta en la cama
de un hospital.
Yo no creì
amar tanto a varias personas simultaneamente, es una cosa de locos pensar que
el sentimiento del amor se divida de esa forma y que luches contra todo ello y
que al final las cosas sigan igual, de nada sirven los desvelos, y estar piense
que piense en algo que no tiene remedio, se queda como un amor dividido, asì se
queda, y con todos los pedasos hago que el cariño que siento por ellos se
vuelva exponencial.
Mas sin
embargo como siempre la vida me ha jugado chueco y me ha confundido, mas aquel
dìa cuando una enfermera vestida con uniforme celeste, (imagino que el celeste
era el uniforme de las enfermeras que trabajaban en aquel lugar) la puso en mis
brazos diciendo que “era igualita a su madre” ese dìa ya no supe como no
quererla mas que a los otros. Yo nunca creì que llegaria a querer a otra mujer
que no fuera su madre, pero aquel dìa la pequeña me enamoro mucho quietecista,
durmiendo, de vez en cuando sonreìa y lo juro por TI mi amigo que la sonrisa
que esbozaba en su pequeña boquita era igualita a la de su madre en el tiempo
que la conoci.
Su madre
allà en la cama la esperaba agotada, pero usando todas sus fuerzas levanto los
brazos para resivirla y besar su cabeza cosa que molesto a la bebe por un rato.
Luego los
dìas pasan y pasan y los meses, y un montòn de recuerdos que vienen a mi mente,
ella crecìa y no perdìa nada en lo parecido a la madre, incluso la forma de
caminar meneando los brazos de un lado a otro, desde los primeros pasos se
notaba.
Que te
puedo decir amo a los otros, a los mayores, son parte de mi vida, les he
enseñado de todo desde cepillar sus dientes, hasta lecciones de su escuela
haciendo acopio de todas mis fuerzas para recordar que la suma de los àngulos
internos de un triangulo suman 180 grados por ejemplo, de cómo se estrucuturan
las oraciones gramaticalmente hablando, de los procesos de polinizaciòn y aun
que con la historia los confundo con mis teorìas, he tratado de portarme lo mas
normal para no confundirlos a su temprana edad.
Su madre
los lleva a hacer ejercicio, yo no tengo tanto tiempo para eso, aun que me
gusta jugar soccer con los tres a veces los fines de semana.
Pero sin
embargo ella se fue alejando del cariño de los otros dos, quizàs nunca pude
superar aquellas palabras de la enfermera de que erea igualita a su madre, y
eso silenciosamente crecio sin que pudiera detenerlo.
¿Sabes? Recuerdo
aquel dìa que llamo a mi movil, a penas hablaba, para decirme llorando que no
le gustaba que al perro lo llevaran a pasear encadenado, yo estaba muy ocupado,
sin embargo tuve que darme el tiempo para decirle que era necesario pasearlo
asì ya que si se le llevaba suelto ese perro loco correrìa sin parar y que por
lo pronto a expensas de que aprendiera modales siempre serìa necesaria la
cadena.
Y un montòn
de recuerdos que no terminarìa de contarte.
Luego el
cielo se puso gris una tarde en el parque, los otros dos jugaban con la madre,
ese dìa ò aquellos dìas mas bien dicho, ella se habìa apegado mucho a mi,
refrendando mas el cariño que ya sentìa por ella.
Ella comìa
un lonche y tomaba jugo en un pequeño vaso, a mi me invadìo una tristeza que no
sabìa explicar por que, hasta ahora lo entiendo, ese fue el ultimo dìa que
pudimos comer juntos en aquella mesa de concreto del parque y tal vez ya nunca
lo podremos hacer otra vez.
Las
siguientes semanas su salud comenzò a decaer, poco a poco, sin que yo ò nadie pudiera
hacer nada, ya no era tan feliz como solìa serlo. Y yo bueno pues que te puedo
decir si ya sabes que con las cosas tristes soy la persona menos indicada para
resistirlas.
Hospitales y
doctores han ido y venido, su madre se desespera y cambia de opinión mèdica
cada que los deseos de que la pequeña pueda salir adelante imagino le taladran
el pecho.
Pero en
todos lados encontramos las mismas respuestas la de no saber que hacer ò como
ayudarnos.
Imagino que
tus padres debieron sentir la misma frustaciòn cuando a punto de llegar TU a
este mundo estuvieron allà pidiendo ayuda sin que nadie quisiera ayudarlos.
Hace tanto
que no venìa por acà pero ahora necesite verte para contarte todo esto que esta
pasando.
Tu como
siempre solo me escuchas, no mencionas ni una palabra,ni algùn gesto de sorpesa
por lo que te cuento se dibuja en tu cara.
Si, lo se,
yo, el mas orgulloso de todos, vengo a pedirte algo que no deberìa por que al final de cuentas ¿quién
so yo para pedirte alguna cosa?
Si asì como
yo debes de tener miles de personas que te visitan aquí en esta iglesia a
pedirte consuelo, enfermos, madres que esperan ver a sus hijos, desilucionados
de amor y un montòn de gente que imagino como yo viene a contarte sus porblemas
con la esperanza de que tu mano les ayude, ¿y cuantos se van con las manos
vacìas y el corazòn roto como yo lo hare al final de que esta conversaciòn
termine?.
Pero me
duele tanto verla asì, saber que se alejara de mi para siempre sin que yo pueda
hacer nada por evitarlo.
Luego no
supe que decir, me quede sentado un rato en el suelo como solìa hacerlo antes.
Un grupo de
personas entro a la iglesia cantando y alabandote. Los escuche un rato sin que el
pecho partido mìo diera esperanzas de sanar.
Luego me
fui de ahì. Ya era de noche y las estrellas se veìan claras junto con la luna,
aquel dìa no hubo ya estrellas fugaces en el cielo, parecìa como si la que
hubiera sido mìa, poco a poco se fuera quedando sin brillo.
septiembre
de 2017